Sólo tenía 5 añitos cuando naciste.
Eras bastante fea pero yo sólo tenía ojos para ti, me pasaba el día pidiendole a mamá que si me dejaba cogerte en brazos o meciéndote en la cuna.
Pero desde que eras un bebé, eras un bebé con personalidad. Pasabas del tema, me dabas mordiscos en la cara, pellizcos, tirones de pelo... y yo te seguía queriendo con mi ingenuidad de 5 años.

Fuiste creciendo pero nuestros horarios escolares y extraescolares no eran demasiado compatibles. Solamente recuerdo disfrutar de ti plenamente en los veranos en León, Galicia, Asturias, donde sólo nos teníamos la una a la otra para desahogarnos, divertirnos y compartir sensaciones, experiencias y el sillón de atrás del citroën.

Luego yo tuve novio, y luego otro novio, y luego otro... y sólamente me comunicaba contigo cuando quería que me recogieras el cuarto, o que me ayudaras a maquillarme, o me prepararas el bolso para salir. Nunca podré compensarte esa entrega, gracias.

Y cuando por fin fui madurando, dándome cuenta del tiempo que había perdido, de todas las cosas que podríamos hacer juntas, lo que podría aprender de ti y lo que podía y debía enseñarte, ya te me habías escapado.

Ya tus ojos se llenaban de rimmel y tus mejillas de colorete; tus labios tomaban forma de mujer fatal y tus piernas, siempre torneadas y largas, llevaban medias y terminaban en zapatos de tacón. Y nuestra comunicación se basó en dejarte dinero, dejarte el dni para entrar en las discotecas y dejarte ropa. Cuando tenías problemas de aceptación en un grupo, de amor o de estudios, me sentía en parte responsable de no haberte aconsejado en su momento y a la vez impotente por no poder hacer nada por ayudarte, de tan lejana que te sentía.

Siempre ha habido comparaciones entre las dos. Yo era la formal, la empollana, casi la hija ejemplar, y tú ... lo demás. Pero tienes virtudes innumerables que ya quisieran muchas personas tener, la madurez que te afloró quizás por la inestabilidad en el hogar, la seguridad que derrochas, los sabios consejos que das, el apoyo incondicional a los tuyos, el arte en todas sus vertientes, el ritmo, la sensibilidad, el esfuerzo...

Creo que en este último año en el que hemos cambiado de hogar, de residencia, de amigos, de entorno, etc. hemos crecido como hermanas, hemos ganado en confianza la una en la otra y nos hemos unido junto con mamá para tener por fin el hogar tranquilo y acogedor que soñamos, y la armonía que siempre buscamos.

Me alegro de tenerte a mi lado "sister", te quiero, y recuerda siempre que eres la renia del baile.