13 de Abril de 2005
22:00 aprox.

Hoy he encontrado muchas cosas, en su mayoría sin ningún valor
material pero con un poder de provocar sensaciones intensas poco
frecuentes.

Todo ha empezado al probarme un pantalón y comprobar que me quedaba corto.
Pensé "ya está: le doy dos vueltas p'arriba y me hago unos piratas fashion".
Luego pensé en unos del mismo estilo que había visto en una tienda y
que llevaban piedrecitas y cuentas colgando, estilo moruno y recordé que solía
guardar siempre las cuentas de los collares o pulseras que se me rompían.
Encontré la caja en el altillo, pero también encontré más cosas: pulseras de
cuero y de hilos de colores que solía llevar en la adolescencia, cuando era
hippie y estaba enganchada a "Beverly Hills 90210. Sensación de Vivir".

Encontré la primera cosa que compré con mi propio dinero. Me sorprende
recordar esto de forma tan clara. Me costó 500 pelas en el paseo marítimo de La
Carihuela (Torremolinos) y consiste en unas palmeritas hechas de alambre y
purpurina, sobre una piedra con musgo artificial.

Encontré una caja llena de cartas y christmas; sólo leí algunas y recordé
aquella etapa en la que aún no te has enamorado y juras a tus amigas que os
iréis a vivir juntas a una casa con perro; la época en la que leíamos la letra
de quien nos escribía, porque no conocíamos los e-mails ni los correctores
ortográficos.

En otra caja aparte y sellada con mucho esmero y cinta adhesiva no
recordaba lo que había guardado unos años antes. La abrí y descubrí más cartas,
todas del mismo remitente y atadas con un lazo rosa, en un intento inconsciente
de ahorcar a quien las escribió y mintió en ellas. No me molesté en deshacer el
nudo y sí en buscar el "fixo" para volver a sellar la caja, cual tumba de faraón
egipcio.

Encontré parte de mi colección de azucarillos, que aún continúa y que voy
guardando sin orden en los rincones donde van cabiendo. Algún día los juntaré
todos.

Encontré muñecos, peluches que mis mortales pretendientes me consiguieron
en alguna tómbola de la feria. También carpetas de primaria llenas de dibujos,
collages y borrones de lápiz con la MILAN nata. Siempre forraba las carpetas con
recortes de Carpanta y Zipi y Zape, que ya están medio despegados.

Seguí buscando en los armarios, que después de la mudanza quedaron medio
vacíos. Sólo guardan esas prendas que nunca nos ponemos pero no somos capaces de
dar. Recuerdos en forma de retales de tela.

Y, cuando cerré el armario encontré una última cosa y la más importante: un
espejo. Pero no por el espejo en sí sino porque, al verme, supe que todo lo que
había aparecido me había hecho encontrar algo que andaba buscando: a mí
misma.

no te me acabes nunca...