era de esperar...

como me temía, ha habido bronca. Todo iba bien hasta que pregunté la hora de llegada: las 6. Y claro, era inevitable el cabreo. No lo puedo controlar, siento que esa persona no me quiere tanto como dice. Creo que, si me quisiera tanto, no tendria ganas ni de salir, aunque entiendo que salga. Claro que la hora de llegada dice mucho de que lo estaba pasando bien... sin mi. Y eso es lo que siento. Que soy prescindible.

Después de unas horas de mosqueo, me puede el peloteo y las explicaciones algo convincentes de que sí me quiere mucho. Reconciliación y vuelta a empezar. Volver a echarle de menos, desear que no se vaya y esperar que, el tiempo que estemos separados, le duela tanto como a mi... porque, el el fondo, el amor es egoísmo.

domingo, diciembre 19, 2004 |